Sombreros para Bebés

Excelente opcion contra el sol

¿Qué es lo que causa las quemaduras de sol?

Una quemadura de sol es el resultado de una exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV) del sol. La piel de un bebé es muy fina y delicada y se puede quemar aunque seas muy precavida, ya que una exposición al sol de solamente diez a 15 minutos puede bastar para quemarla. Tu bebé puede quemarse incluso en un día nublado o frío, porque no es la luz visible del sol ni el calor lo que queman, sino la radiación UV, que es invisible. Las quemaduras de sol pueden ser dolorosas y también pueden causar problemas más serios, como deshidratación y fiebre.

Quizás no notes que tu bebé se ha quemado inmediatamente, porque la rojez y el dolor que causa una quemadura leve de primer grado pueden tardar varias horas en aparecer. Una quemadura más severa de segundo grado puede hacer que la piel se ponga roja, dolorosa, hinchada o con ampollas y que se sienta caliente al tacto. Es muy raro que un bebé sufra una quemadura de tercer grado — la más grave — por exposición al sol.

¿Cómo debería tratar una quemadura leve?

Si la quemadura es leve, moja un pañal de tela o un paño limpio en agua fresca, escúrrelo, y ponlo suavemente sobre el área quemada durante diez a 15 minutos, unas cuantas veces al día (asegúrate de que tu niño no se enfríe). También puedes bañar a tu bebé en una mezcla de agua fresca y bicarbonato de sodio (baking soda en inglés) para refrescarle la piel y disminuir la rojez. Después de uno de estos dos tratamientos puedes aplicarle con suavidad una crema hidratante con base de agua. Dale también a tu bebé abundantes líquidos — leche materna, leche de fórmula o, para un bebé mayor, agua — para prevenir la deshidratación.

Si la quemadura es severa y le están saliendo ampollas en la piel, lo cual es una señal de una quemadura de segundo grado, llama a tu pediatra para pedirle consejo. Quizás tu doctor recomiende ungüentos o cremas con esteroides, un medicamento para aliviar el dolor que no contenga aspirina, o vaciar y vendar las ampollas.

¿Cómo puedo prevenir las quemaduras de sol?

La mejor manera de proteger a tu bebé es no exponerlo directamente a la luz del sol en la medida de lo posible, especialmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando los rayos del sol son más fuertes. Ponle un sombrero o gorrita, pantalones largos de tela ligera y una camisa de manga larga cuando salgan al aire libre en la mitad del día. La ropa que tiene un tejido más compacto protege mejor que las prendas que tienen un tejido más suelto (para ver si el tejido es suelto o compacto sostén la tela a contraluz: cuanta menos luz pase a través de la tela, mejor). Si tu bebé aguanta unos lentes, ponle lentes de sol que protejan contra la radiación UV. Usa una sombrilla, una carreola (cochecito) con sombrilla o una tienda de tela protectora cuando estén al sol.

Hasta agosto de 1999, la Academia Estadounidense de Pediatría recomendaba no usar protector solar para bebés menores de 6 meses, porque la capacidad de su piel de metabolizar y expulsar químicos quizás no está plenamente desarrollada. Actualmente se ha revisado esta recomendación. Puedes usar protector solar para un bebé de menos de 6 meses si no tienes a la mano ropa adecuada ni puedes ponerte a la sombra, pero consulta primero con tu pediatra. Sin embargo, eso no quiere decir que deberías cubrir a tu bebé con crema de pies a cabeza. Aplica solamente un poquito de loción protectora en las áreas expuestas al sol.

Para bebés de más de 6 meses, usa un protector solar a prueba de agua diseñado especialmente para niños. Escoge un protector "de amplio espectro", lo cual significa que protege contra la radiación ultravioleta B y la radiación ultravioleta A. Los protectores solares que contienen óxido de zinc y dióxido de titanio van muy bien para áreas que son especialmente sensibles al sol, como la nariz y los labios.

La Academia Estadounidense de Pediatría y la Academia Estadounidense de Dermatología recomiendan una protección solar (SFP por sus siglas en inglés) de 15 como mínimo, pero muchos expertos recomiendan SFP de 30 o más alto para bebés, y muchos protectores solares para bebés tiene un SFP más alto incluso. Si es posible, aplica el protector al menos 30 minutos antes de salir y vuélvelo a aplicar cada dos horas, especialmente si tu bebé ha estado jugando en el agua o sudando (incluso si el protector solar es a prueba de agua).

Cuando compres un nuevo protector, haz una prueba en un trocito de piel de la espalda de tu bebé para asegurarte que no le produce una reacción alérgica. Si le sale un eczema o se le pone roja la piel, elige un protector hipoalergénico.

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